martes, 14 de enero de 2014

Cuánta desesperación provoca la clausura en sí mismos!!!

“La clausura y el aislamiento crean siempre una atmósfera asfixiante y pesada, que tarde o temprano acaba por entristecer y ahogar. Cuánto dolor, cuánta desesperación provoca la clausura en sí mismos, que adquiere poco a poco el rostro de la envidia, del egoísmo, de la rivalidad, de la sed de poder y de dinero. 
La Navidad, en cambio, infunde en nosotros, cristianos, la certeza de que la última y definitiva palabra pertenece al Príncipe de la Paz, que transforma el egoísmo en don de sí y la venganza en perdón”. 
13/01. Jornada Mundial de la paz. Radio Vaticana.

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