sábado, 12 de julio de 2014

Reflexione​s de Francisco 2da. semana de julio de 2014 (*).

“Me dirijo de nuevo espiritualmente frente a la costa del mar Mediterráneo para llorar con cuantos están en el dolor y para echar las flores de la oración del sufragio por las mujeres, hombres y niños que son víctimas de un drama que parece no tener fin. Y que requiere que se afronte no con la lógica de la indiferencia, sino con la lógica de la hospitalidad y del compartir con el fin de tutelar y promover la dignidad y la centralidad de todo ser humano. Aliento a las comunidades cristianas y a todos los hombres de buena voluntad a seguir inclinándose hacia los necesitados, para tenderles la mano, sin cálculos, sin temor, con ternura y comprensión. Al mismo tiempo, anhelo que las instituciones competentes, especialmente a nivel europeo, sean más valientes y generosas en socorrer a los prófugos. 6/7/2014. Carta al Arzobispo de Agrigento –Lampedusa-. RV.
 
Y hoy estoy agradecido a ustedes por haber venido hasta aquí. Desde hace tiempo siento en el corazón el profundo dolor, sufrimiento, tanto tiempo oculto, tanto tiempo disimulado con una complicidad que no, no tiene explicación, hasta que alguien sintió que Jesús miraba, y otro lo mismo y otro lo mismo… y se animaron a sostener esa mirada. Y esos pocos que comenzaron a llorar nos contagiaron la consciencia de este crimen y grave pecado. Esta es mi angustia y el dolor por el hecho de que algunos sacerdotes y obispos hayan violado la inocencia de menores y su propia vocación sacerdotal al abusar sexualmente de ellos. Es algo más que actos reprobables. Es como un culto sacrílego porque esos chicos y esas chicas le fueron confiados al carisma sacerdotal para llevarlos a Dios, y ellos los sacrificaron al ídolo de su concupiscencia. Profanan la imagen misma de Dios a cuya imagen hemos sido creados. Hoy el corazón de la Iglesia mira los ojos de Jesús en esos niños y niñas y quiere llorar. Pide la gracia de llorar ante los execrables actos de abuso perpetrados contra menores. Actos que han dejado cicatrices para toda la vida. Sé que esas heridas son fuente de profunda y a menudo implacable angustia emocional y espiritual. Incluso de desesperación. Muchos de los que han sufrido esta experiencia han buscado paliativos por el camino de la adicción. Otros han experimentado trastornos en las relaciones con padres, cónyuges e hijos. El sufrimiento de las familias ha sido especialmente grave ya que el daño provocado por el abuso, afecta a estas relaciones vitales de la familia. Los pecados de abuso sexual contra menores por parte del clero tienen un efecto virulento en la fe y en la esperanza en Dios. Algunos se han aferrado a la fe mientras que en otros la traición y el abandono han erosionado su fe en Dios. Ante Dios y su pueblo expreso mi dolor por los pecados y crímenes graves de abusos sexuales cometidos por el clero contra ustedes y humildemente pido perdón. También les pido perdón por los pecados de omisión por parte de líderes de la Iglesia que no han respondido adecuadamente a las denuncias de abuso presentadas por familiares y por aquellos que fueron víctimas del abuso, esto lleva todavía a un sufrimiento adicional a quienes habían sido abusados y puso en peligro a otros menores que estaban en situación de riesgo. 7/7/2014. En Sta. Marta con Víctimas de abuso por parte de sacerdotes y obispos. RV.

(*) Extracto textual, de Homilías, mensajes y reflexiones del Papa Francisco, durante la 2da. semana de julio de 2014. Síntesis propia, para su difusión en Parroquias, Escuelas e Instituciones diversas. Verlo en: https://www.facebook.com/catedrafrancisco y en http://nueva-realidad.blogspot.com.ar/

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