sábado, 14 de noviembre de 2015

Reflexiones de Francisco en 2da. semana de noviembre de 2015(*)

“Informado de los horribles ataques terroristas que se han producido en París y en el Estado de Francia, causando la muerte de numerosas personas e hiriendo a muchas otras, Su Santidad el Papa Francisco se une con la oración al sufrimiento de las familias probadas por este drama así como al dolor del pueblo francés. Él invoca a Dios, Padre de misericordia, que acoja en la paz de su luz a las víctimas y dispense consuelo y esperanza a los heridos y a sus familias. Asegura asimismo su proximidad espiritual a todas las personas que han participado en las labores de socorro. Una vez más, el Santo Padre condena con vigor la violencia, que nada resuelve, e implora a Dios inspirar en todos pensamientos de paz y de solidaridad y derramar sobre  las familias en la prueba y sobre todos los Franceses, la abundancia de sus Bendiciones”. 13/11/2015. Telegrama al Arzobispo de París. RV.
“Es una idolatría contemplar las numerosas bellezas sin pensar que habrá un ocaso, también el ocaso tiene su belleza. Y todos contamos con el peligro de tener esta idolatría de estar apegados a las bellezas de la tierra, sin la trascendencia. Se trata, precisamente, de la idolatría de la inmanencia: creemos que las cosas como son, son casi dioses y no acabarán nunca. Y olvidamos el ocaso. La otra idolatría es la de los hábitos: estar apegado a los hábitos, sin pensar en que esto se acabará. Y la Iglesia nos hace contemplar el final de estas cosas. Por lo tanto, también los hábitos pueden ser pensados como dioses. De este modo, la idolatría consiste en pensar que la vida es así, que se sigue adelante por costumbre. Y como la belleza acabará en otra belleza, nuestras costumbres terminarán en una eternidad, en otros hábitos. ¡Pero con Dios! “Nosotros —los creyentes— no somos gente que retrocede, sino gente que siempre va hacia adelante”. “Seguir siempre adelante por este camino, contemplando las bellezas, y con los hábitos que todos tenemos, pero sin divinizarlos porque acabarán”. 13/11/2015. Sta. Marta. RV.
‘‘A veces se perciben amenazas para las naciones menos numerosas, pero también al mismo tiempo elementos que pueden constituir nuevas oportunidades. Una oportunidad, que se ha convertido en un signo de los tiempos, es el fenómeno de las migraciones que debe entenderse y afrontarse con sensibilidad y sentido de la justicia. La Iglesia está llamada a proclamar y testimoniar la acogida del migrante en un espíritu de caridad y de respeto a la dignidad de la persona humana, en el contexto de una observancia necesaria de la legalidad''. ''Frente a la perspectiva de un entorno multicultural en constante expansión debemos asumir una actitud de respeto mutuo para favorecer el encuentro”. 12/11/2015. A la Conferencia Episcopal de Eslovaquia. VIS.
''Hoy todos los seres humanos en el mundo necesitan alimento. Y este alimento no es sólo el que sirve para satisfacer el hambre física. Hay otras hambres -de amor, de inmortalidad de la vida, de afecto, de ser cuidado, de perdón, de misericordia. Este hambre puede ser saciada sólo por el pan que viene de las alturas. Jesús mismo es el Pan vivo que da la vida al mundo. Su cuerpo ofrecido por nosotros en la cruz, su sangre derramada para el perdón de los pecados de la humanidad se hace disponible para nosotros en el pan y el vino de la Eucaristía que se transforma en la consagración''. ''Pero la Eucaristía no termina con la participación en el pan y la sangre del Señor. Nos lleva a la solidaridad con los demás. La comunión con el Señor es necesariamente una comunión con nuestros hermanos y hermanas”. 12/11/2015. Congreso Eucarístico Nacional de India. VIS.
“Hoy reflexionaremos sobre una cualidad característica de la vida familiar que se aprende desde los primeros años de vida: la convivialidad, es decir, la actitud de compartir los bienes de la vida y ser felices de poderlo hacer. La convivialidad es un termómetro seguro para medir la salud de las relaciones: si en la familia hay algo que no está bien, o alguna herida escondida, en la mesa se percibe enseguida. Una familia que no come casi nunca juntos, o en cuya mesa no se habla pero se ve la televisión, o el smartphone, es una familia “poco familia”. Cuando los hijos en la mesa están pegados a la computadora, al móvil, y no se escuchan entre ellos, esto no es familia, es un jubilado”. “Hoy muchos contextos sociales ponen obstáculos a la convivialidad familiar. Es verdad, hoy no es fácil. Debemos encontrar el modo de recuperarla; en la mesa se habla, en la mesa se escucha. Nada de silencio, ese silencio que no es el silencio de las religiosas, es el silencio del egoísmo: cada uno tiene lo suyo, o la televisión o el ordenador… y no se habla. No, nada de silencio. Recuperar esta convivialidad familiar aunque sea adaptándola a los tiempos. La convivialidad parece que se ha convertido en una cosa que se compra y se vende, pero así es otra cosa. Y la nutrición no es siempre el símbolo de un justo compartir de los bienes, capaz de alcanzar a quien no tiene ni pan ni afectos. En los Países ricos somos estimulados a gastar en una nutrición excesiva, y luego lo hacemos de nuevo para remediar el exceso. Y este “negocio” insensato desvía nuestra atención del hambre verdadera, del cuerpo y del alma. Cuando no hay convivialidad hay egoísmo, cada uno piensa en sí mismo. Es tanto así, que la publicidad la ha reducido a un deseo de galletas y dulces. Mientras tanto, muchos hermanos y hermanas se quedan fuera de la mesa. ¡Es un poco vergonzoso! ¿No?” 11/11/2015. Catequesis de los miércoles. RV.

(*) Reflexiones del Papa Francisco. Síntesis semanal, en base a extractos textuales. Producido por María Cristina Camacho de Armas para su difusión en: camachodearmas@gmail.com, http://nueva-realidad.blogspot.com.ar/ y https://www.facebook.com/catedrafrancisco.

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