lunes, 5 de septiembre de 2016

Reflexiones de Francisco en 1ra. semana de septiembre de 2016(*)

Amplio mundo del voluntariado
“Nuestra tarea es la de escuchar la llamada de Dios y luego aceptar su voluntad. Pero para cumplirla sin vacilación debemos ponernos esta pregunta. ¿Cuál es la voluntad de Dios en mi vida? A Dios le agrada toda obra de misericordia, porque en el hermano que ayudamos reconocemos el rostro de Dios que nadie puede ver. No hay alternativa a la caridad: quienes se ponen al servicio de los hermanos, aunque no lo sepan, son quienes aman a Dios”.
“Vosotros sois esa gente que sigue al Maestro y que hace visible su amor concreto hacia cada persona. Cuántos corazones confortan los voluntarios. Cuántas manos sostienen; cuántas lágrimas secan; cuánto amor derraman en el servicio escondido, humilde y desinteresado. Este loable servicio da voz a la fe y expresa la misericordia del Padre que está cerca de quien pasa necesidad”.
Madre Teresa: «Tal vez no hablo su idioma, pero puedo sonreír»
“Madre Teresa, a lo largo de toda su existencia, ha sido una generosa dispensadora de la misericordia divina, poniéndose a disposición de todos por medio de la acogida y la defensa de la vida humana, tanto la no nacida como la abandonada y descartada. Ha hecho sentir su voz a los poderosos de la tierra, para que reconocieran sus culpas ante los crímenes de la pobreza creada por ellos mismos. La misericordia ha sido para ella la «sal» que daba sabor a cada obra suya, y la «luz» que iluminaba las tinieblas de los que no tenían ni siquiera lágrimas para llorar su pobreza y sufrimiento. ¡Hoy entrego esta emblemática figura de mujer y de consagrada a todo el mundo del voluntariado: que ella sea vuestro modelo de santidad! Esta incansable trabajadora de la misericordia nos ayude a comprender cada vez más que nuestro único criterio de acción es el amor gratuito, libre de toda ideología y de todo vínculo y derramado sobre todos sin distinción de lengua, cultura, raza o religión”. 4/9/2016. Canonización de Madre Teresa de Calcuta. RV.
Cuidado de la Casa Común
«Los Cristianos y los no cristianos, las personas de fe y de buena voluntad, hemos de estar unidos en demostrar misericordia con nuestra casa común ―la tierra― y valorizar plenamente el mundo en el cual vivimos como lugar del compartir y de comunión»
1. La tierra grita… Escuchemos «tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres», y busquemos comprender atentamente cómo poder asegurar una respuesta adecuada y oportuna.
2. Porque hemos pecado… aprendamos a buscar la misericordia de Dios por los pecados cometidos contra la creación, que hasta ahora no hemos sabido reconocer ni confesar; y comprometámonos a realizar pasos concretos en el camino de la conversión ecológica, que pide una clara toma de conciencia de nuestra responsabilidad con nosotros mismos, con el prójimo, con la creación y con el creador.
3. Examen de conciencia y arrepentimiento. Al Padre podemos dirigirnos reconociendo nuestros pecados contra la creación, los pobres y las futuras generaciones. En la medida en que todos generamos pequeños daños ecológicos, estamos llamados a reconocer «nuestra contribución –pequeña o grande– a la desfiguración y destrucción de la creación.
4. Cambiar de ruta. Debe atravesar el modo en el que contribuimos a construir la cultura y la sociedad de la cual formamos parte: La economía y la política, la sociedad y la cultura, no pueden estar dominadas por una mentalidad del corto plazo y de la búsqueda de un inmediato provecho financiero o electoral. La protección de la casa común necesita un creciente consenso político.
5. Una nueva obra de misericordia. Como obra de misericordia corporal, el cuidado de la casa común, necesita «simples gestos cotidianos donde rompemos la lógica de la violencia, del aprovechamiento, del egoísmo y se manifiesta en todas las acciones que procuran construir un mundo mejor”
6. En conclusión, oremos. “El Creador no nos abandona, nunca hizo marcha atrás en su proyecto de amor, no se arrepiente de habernos creado porque se ha unido definitivamente a nuestra tierra, y su amor siempre nos lleva a encontrar nuevos caminos”
 Recemos:         “Oh Dios de los pobres, ayúdanos a rescatar a los abandonados y
a los olvidados de esta tierra que son tan valiosos a tus ojos.
Dios de amor, muéstranos nuestro lugar en este mundo como
Instrumentos de tu cariño por todos los seres de esta tierra.
Dios de Misericordia, concédenos recibir tu perdón
y de transmitir tu misericordia en toda nuestra casa común.
Alabado seas. Amén”.

1/9/2016. Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación. RV.



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